Preparar este pastel cremoso de café es super fácil, rápido y barato, pues se elabora con pocos ingredientes que podrás encontrar en cualquier supermercado: café soluble, nata o media crema, queso y gelatina o grenetina.
Pero lo mejor de todo es que no necesitaremos encender el horno para prepararlo, por lo que es un postre perfecto para los días más calurosos.
El resultado es un postre o pastel de café y queso con gelatina muy cremoso y ligero con una textura similar a una mouse. Notarás como se funde en tu boca a la vez que tiene un aroma maravilloso a café. Pese a que se funda en la boca, es un pastel que mantiene la forma perfectamente, por lo que podrás prepararlo en cualquier tipo de molde que te guste para darle una bonita forma.
Índice
¿Qué tipo de café usar para elaborar un pastel o tarta fría de café?
Para prepararlo utilizaremos café soluble o café en polvo. Para ello podrás escoger el tipo que más te guste y suelas consumir normalmente, ya sea con o sin cafeína. El sabor será igualmente delicioso y no afectará al resultado.
Incluso si no consumer café podrías dar un paso más allá y usar cereales tostados solubles para su elaboración, pues el color y el sabor son bastante similares y ofrecen grandes resultados en este tipo de postres fríos.
Ingredientes
- 500 ml nata para montar (35% MG)
- 200 g queso crema tipo philadelphia
- 100 g azúcar blanco
- 3-4 cdas café soluble (con o sin cafeína)
- 12 g grenetina (gelatina en polvo neutra)
- 100 g agua
- Cacao en polvo para decorar (opcional)
Elaboración paso a paso
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Empezaremos hidratando la gelatina y, para ello, colocamos la grenetina en un cuenco y agregamos el agua fría. Lo dejamos reposar unos 5 minutos mientras preparamos las otras elaboraciones.
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En un cazo colocamos unos 60 gr de la nata, el queso crema y el café soluble en polvo.
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Llevamos el cazo sobre los fogones a fuego bajo, removiendo continuamente hasta que el queso crema se haya fundido y el café esté completamente disuelto. Es importante calentar la mezcla para que se mezcle todo bien pero que no llegue a hervir.
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Cuando tengamos una mezcla uniforme, agregamos la gelatina que ya se habrá hidratado, y seguimos removiendo a fuego bajo hasta que se haya disuelto por completo. Una vez más, es muy importante que la mezcla no llegue a hervir.
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Retiramos el cazo del fuego y dejamos la mezcla a temperatura ambiente hasta que se haya enfriado por completo. Para que se enfríe más rápido, te recomiendo cambiar la mezcla de recipiente, pues el cazo mantiene más tiempo el calor que un cuenco.
Dependiendo de la temperatura ambiente de tu cocina, la mezcla se enfriará más o menos rápido. Ten en cuenta que no lo podremos llevar a la nevera, pues la gelatina empezaría a cuajar y solo buscamos que se enfríe para que se integre correctamente con el resto de ingredientes.
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Cuando con el dedo notemos que la mezcla ha cogido la temperatura ambiente, podremos empezar a montar la nata. Así que colocamos la nata muy fría en un cuenco amplio y empezamos a montarla con la ayuda de unas varillas manuales o eléctricas.
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Cuando la mezcla empiece a espumar y sin dejar de batir, vamos agregando el azúcar poco a poco. Seguiremos batiendo hasta obtener una nata consistente y perfectamente montada. Ten en cuenta que es importante no batirla de más, ya que se puede cortar.
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Poco a poco iremos agregando la mezcla de café a la nata montada, y lo iremos integrando suavemente con una espátula de silicona mediante movimientos suaves y envolventes. En este momento recuerda que será importante que la mezcla de café esté fría, de lo contrario se nos bajaría la nata y no quedaría un postre cremoso.
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Cuando tengamos la mezcla lista, engrasamos el molde con aceite vegetal o con spray antiadherente y vertemos la mezcla dentro.
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Movemos un poco el molde para alisar la superficie y lo llevamos a la nevera un mínimo de 8 horas para que coja consistencia y se potencien los aromas. Mi recomendación es hacerlo de un día para otro, pues la consistencia será más buena.
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Pasado este tiempo, con cuidado sacamos el cremoso del molde. Para hacerlo, primero nos aseguraremos de despegarlo de las paredes del molde y, después, lo volcaremos con cuidado sobre un plato o fuente de servir.
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Espolvoreamos cacao en polvo o café por encima y lo dejamos en la nevera hasta el momento de servir.


